21.1.10

El valor del timming



Así como sucede en la vida en general, muchas veces es el cuándo y no el qué la clave en la política. O sea, tener timming, realizar una acción en el momento justo. Esto supone que algo que se dice, hace o propone antes o después de lo aconsejado suele tener consecuencias negativas. Termina resultando oportunista, desubicado, insensato, insensible o hasta ingenuo.

Cuándo hacerlo es, entonces, la pregunta que muchos nos hacemos. Y la respuesta es que no hay leyes. Hay intuición, experiencia y algo de sentido común. Pero cuando se carece de alguna de ellas, el papelón asoma en el horizonte.
En política muchas cuestiones claves se resuelven con un buen timming. ¿Cuándo definir y cuándo lanzar una candidatura? ¿Cuándo proponer una ley estratégica? ¿Cuándo realizar un ataque en campaña y cuándo defenderme? ¿Cuándo comenzar un nuevo plan de gobierno? ¿Cuándo dar buenas noticias y cuándo dar las malas? Cuándo, cuándo, cuándo.

Una mirada estratégica, teniendo en cuenta intereses y, por lo tanto, reacciones de los actores involucrados, puede resultar de mucha ayuda.

Un ejemplo de timming de la historia lo da Napoleón. Tras su extensa campaña en Egipto, decide regresar en el momento exacto donde reinaba el temor social por los enemigos externos y el descontento colectivo hacia las autoridades. Llega a escondidas de los ingleses, dueños entonces del Mediterráneo, a la costa francesa donde una muchedumbre lo viva y alienta a que vaya a Paris a tomar el poder. "Llego en el momento oportuno, ni demasiado pronto ni demasiado tarde", dice.

Otro buen ejemplo, donde está claro el qué pero no el cuándo, lo podemos tomar del deporte. Dicen que hubo un gracioso diálogo entre el entrenador de Checoslovaquia en el mundial de Chile '62 y uno de sus dirigidos, a quien le tocaba la ingrata tarea de marcar a Mané Garrincha. No lo pudo parar en ningún momento, incluso dejando para la posteridad la imagen de impotencia poniendo los brazos en jarra, a la espera de una nueva gambeta. Luego, en el vestuario, el técnico le recriminó "si te dije que siempre iba a irse a tu izquierda, ¿cómo no pudiste pararlo?". A lo que el defensor le retrucó, "es cierto, me dijo para dónde iba a ir, lo que no me dijo era cuándo".

Los dejo con Garrincha (personaje entrañable, noble, crack; la contracara ferpecta de Pelé). Timming en estado puro.