26.1.10
Fútbol desinflado
Ahora parece que el gobierno nacional busca socios comerciales para sostener el “fútbol para todos”. Enhorabuena, no está bien gastar millones en partidos tan aburridos. Si al menos Racing ganase más seguido, pero ni siquiera eso…
Cuando arrancó la estatización de la televisación del fútbol, el discurso oficial decía que el fútbol era un “gran negocio” y que la plata que sobrase se utilizaría para fomentar el deporte olímpico. Hasta ahí, una historia lindísima, donde uno se imaginaba un final feliz con Argentina potencia levantando medallas de oro en Londres 2012.
Pero… las historias lindas a veces se entrecruzan con la fea realidad y empiezan algunos desajustes.
Primer error del gobierno. Podrían haber catalogado al fútbol como un derecho cultural de millones de argentinos y los costos y beneficios hubiesen sido más o menos los mismos. Pero no, eligieron utilizar el mito de que hay “grandes negocios” para unos pocos. Siempre es lindo sentirse el bueno. Ojo, deben existir grandes negocios y está bueno que el poder público limite abusos, pero evidentemente con el fútbol no era tan así.
Segundo error del gobierno. Intentar regular un negocio sin ir a fondo. El problema de los clubes era que las cuentas no cerraban y necesitaban más plata. ¿Cuál es el principal gasto de los clubes? El presupuesto de fútbol profesional. O sea, sueldos, premios y primas de jugadores y cuerpos técnicos. En otra actividad, ¿qué pasaría? Simple. Los presupuestos se ajustarían al tamaño del mercado y, por lo tanto, bajarían los salarios. Pero no, en este mundo voluntarista por el que suele transitar el gobierno, esos salarios inflados son pagados, en parte, con recursos públicos. ¿Será esa la famosa distribución de la riqueza?
Tercer error del gobierno. Está muy bueno que en el deporte y la cultura no reine sólo la lógica del negocio. Por eso, muchos hubiésemos apoyado una ley que limitase la transmisión de una determinada cantidad de partidos del fútbol local (incluyendo los clásicos) a la televisión por aire. Hubiesen quedado bien y el ajuste del mercado se hubiese dado solo.
Pero si lo que en realidad quieren es tener un fútbol potencia, con estrellas bien rentadas y televisadas por canales de aire aunque den pérdida, díganlo con todas las letras. Seguro que a más de uno le va a gustar (y va a estar en todo su derecho!). Eso sí, al menos exijan a los clubes un césped como la gente…