29.1.10

Contraataque y gol



Primer post de Brasil. Habrá demasiados...


Un informe del Instituto Cervantes revela que actualmente hay cinco millones de brasileros aprendiendo español. Esto se debe a la regionalización de la economía brasilera y, fundamentalmente, a una ley que obliga a las escuelas públicas a enseñar nuestra lengua.

El objetivo de aquella ley era comenzar a disminuir la mayor brecha que tiene Brasil y el resto del continente. Ni más ni menos que el idioma.

Durante muchos años, Argentina compitió en importancia regional con Brasil basado fundamentalmente en su lengua como ventaja diferencial. Ahora, si esa ventaja empieza a diluirse, ¿nos van a pasar más por arriba todavía?

En las relaciones internacionales, un país puede tener agendas “ofensivas” o “defensivas”. Esto significa que, por ejemplo, frente a un proceso de integración, un gobierno y los actores sociales relevantes (principalmente sus agentes económicos) pueden percibir oportunidades o amenazas. Si la percepción predominante es la existencia de mayores beneficios, la agenda será ofensiva y se profundizarán las relaciones. Por el contrario, si la percepción es la amenaza de mayores perjuicios, la agenda será defensiva y habrá actores complotando para el fracaso de la integración.

Claramente, desde el año 2003 la Argentina tiene una agenda defensiva hacia el mundo en general y hacia Brasil en particular. Percibimos que la sociedad con Brasil traería más perjuicios que beneficios, más allá de algunas industrias en particular. Según esta visión, el aprendizaje masivo de los brasileros es una mala noticia. Y es comprensible este temor. La marcada tendencia de la última década es la de un desequilibrio cada vez mayor en los intercambios con Brasil a pesar de la apreciación del real y la sostenida devaluación del peso.

Pero, cerrando las fronteras, ¿se llega lejos?

Para los “ofensivos”, más allá de los desequilibrios actuales, hay una gran oportunidad en la masificación de la lengua madre. ¿Y si vencida la barrera del idioma podemos venderles cultura argentina y así agregarle valor al resto de nuestra producción? ¿Por qué no confiar más en nosotros mismos y nuestras capacidades?

En tiempos de paz, si primero vendés cultura, vender el resto es más fácil. Miren sino a los Estados Unidos o Francia.

Y que sigan aprendiendo español, así no tenemos que verlo a Darín doblado...