La figura de la semana esta vez fue Julio Cobos. Como si el destino se empeñase en hacerlo presidente, hoy todos, amigos, enemigos, competidores y aliados hablan de él. Está en el centro de la escena y mientras los Kirchner lo sigan atacando, seguirá siendo el mayor beneficiado.
Interesantes los planteos de Mauricio Macri y Elisa Carrió, indagando sobre dos cuestiones que no suelen debatirse. Primero, ¿cuál es el límite de Cobos entre el rol de contrapeso necesario a un ejecutivo voraz y el de un opositor con ambiciones políticas mediatas? ¿Qué puede hacer y qué no? Cualquier cosa que haga admite lecturas electorales, pero se esforzó en los últimos días en hacerlas explicitas. Y provocó la obvia reacción de competidores para el 2011. Segundo, ¿cómo llegó a ser vicepresidente? ¿Qué valores y proyectos compartía con los Kirchner? Son dos temas incómodos para el vicepresidente. Y dependerá de la habilidad de sus rivales que esos temas sean relevantes. Hoy para la agenda pública parecen no serlo.
Interesante también la defensa de Cobos del justicialismo disidente, Francisco de Narváez y Felipe Solá. Más allá de defender la institución del vicepresidente, sostener a Cobos les garantiza un freno al kirchnerismo tanto legislativo como en el ejecutivo. La suspensión del viaje a China, tan grosera como sin sentido, es un ejemplo de la presión que la sola presencia de Cobos ejerce sobre el matrimonio presidencial. Y un Cobos ahí, debilita a los Kirchner, la principal competencia hacia dentro del PJ.
También es inteligente la defensa de Cobos de Daniel Katz, recordando la convocatoria a elección del vicepresidente durante la segunda presidencia del General Perón, demostrando al justicialismo que hasta su máximo líder decidió exponerse a tener un vicepresidente de la oposición.
Finalmente, también es interesante oír a aliados extrapartidarios del gobierno, actualmente sus más lúcidos defensores. El vicepresidente debería cesar en la construcción pública de su candidatura opositora si no está dispuesto a renunciar, dicen. Obstruir iniciativas de gobierno no contribuye a la gobernabilidad, explican no sin razón.
El asunto Cobos es muy interesante porque nos obliga a reflexionar en varias direcciones.
¿Cuál es el rol del vicepresidente? La Constitución tiene una pobre descripción de su rol y le asigna al presidente casi la totalidad del poder. Esta es una tensión que se vive en todos los presidencialismos (en USA hay mucha literatura al respecto y tremendas historias de desencuentros entre presidentes y sus vices). Esta visión es la que históricamente primó y que Cobos, casi involuntariamente, vino a transformar. Seguramente los próximos vicepresidentes deberán formar realmente parte del equipo de gobierno.
¿Existe la traición en política? En este año del bicentenario también podríamos recordar que los revolucionarios de mayo fueron acusados de traidores a la, hasta entonces, patria española. Tal vez haya que ver a la traición como maduración, crecimiento, cambio inevitable. Sin embargo, en el discurso político el concepto de traición es demasiado flexible, de uso impreciso y sólo con fines negativos.
Indudablemente la vicepresidencia de Cobos puede dejarnos varias enseñanzas. Primero, entender que se votan binomios. Segundo, exigir coherencia al binomio. Tercero, aceptar disidencias en los equipos de gobierno y aprender a solucionarlas sin costos sociales. Cuarto, repensar el concepto de lealtad, ¿a quién o qué debe ser leal un dirigente político? Quinto, reconocer que la historia está llena de traidores y que estos muchas veces son necesarios para su avance (si pueden lean "Tema del traidor y el héroe", excelente cuento de Borges).