30.6.10

La luz por delante

Cada vez más, en el microclima de la política se está instalando la idea de inevitabilidad en la reelección K. Encuestadores, analistas y periodistas simpatizantes o empleados del gobierno ayudan a generar este clima. Es parte del juego de la política y así hay que entenderlo. Pasaba algo parecido en el 2002 cuando toda la opinión pública creía que Menem volvería a ser presidente al año siguiente.

Lo cierto es que hay muchos elementos que permiten trabajar con un escenario mucho más probable que es el del reemplazo de la pareja presidencial en el 2011

- Un desgaste de muchos años en el poder. Este fenómeno es habitual en cualquier democracia del mundo. El tiempo pasa y con él los dirigentes que pudieron interpretar la época que se fue, no la que sigue.

- Una base de sustentación política y social cada vez más chica para el gobierno. Esto se refleja no sólo en las encuestas y en los bloques legislativos, también se ve claro en cada cambio del gabinete. El kirchnerismo no amplía, se cierra cada vez más, como queriendo “morir” con la suya.

- Una economía inestable. Por más que algunos indicadores sean positivos, aparecen otros negativos, lo que es una clara muestra de inestabilidad de un modelo económico. Además, las buenas noticias que el gobierno pueda mostrar en materia económica carecen de credibilidad por la intervención al INDEC.

Estos tres elementos, básicos en la construcción de poder, son un fuerte lastre para la mejora real de la imagen K basada en cambios en la política comunicacional, los festejos del Bicentenario, cese de crisis mundial y la brutal diferencia de recursos entre la Nación y las provincias/municipios.

Así que la dirigencia política, social y económica debería seguir pensando en cómo construir gobernabilidad a partir de octubre 2011 porque es más probable un escenario de recambio con nuevos liderazgos que necesiten consensos sólidos para empezar a resolver problemas urgentes de la agenda pública.

Tanto para el kirchnerismo y la oposición hoy estamos en una situación de indefinición, de oscuridad. Y así como en la vida, en la política también siempre hay luz al final del túnel. En unos meses empezaremos a ver qué ilumina.