26.5.10

Algunas conclusiones del Bicentenario


• Fue un momento único de encuentro colectivo y celebración de lo que somos y queremos ser. Millones de ciudadanos en paz, disfrutando de propuestas culturales, artistas populares compartiendo cartel, el himno retumbando de nuevo en el país. De verdad, único y emotivo.

• De nuevo, la dirigencia política muestra un divorcio fenomenal respecto al nivel de madurez social. La incapacidad de la política de relajarse y tomar consciencia del calibre de la fecha contrastó demasiado con la capacidad de la ciudadanía de no partidizar ninguna de las celebraciones. Lo más parecido a la madurez social fue la foto del palco en la reapertura del Colón, pero faltó ni más ni menos que la Presidenta. Quizás esa foto no esté anticipando algo…

• Más allá de algunos trasnochados (¿qué hacían partidarios de Sabatella afiliando gente?), en los festejos primaron miles de banderas argentinas conviviendo con algunas de otros países y sin patriotismo vano o agresivo.

• El 24 a la noche, después de cantar el himno junto a la Sole, retumbaron cánticos de fútbol. Sí, el Mundial está cerca y quedó muy demostrado que somos un país muy muy futbolero. Demasiado tal vez.

• Nuestra ciudad, y seguramente el resto del país también, está necesitando que se ritualicen eventos de este tipo, no sólo para pasarla bien una vez al año, sino para apropiarse del espacio público, reflexionar sobre el destino compartido y sentir en cuerpo y alma eso de ser argentinos por sobre otras diferencias. Hay que darle periodicidad y lograr que, al menos una vez al año, todos sintamos deseos de agitar las banderas, cantar el himno y hermanarnos sin distinciones. Serviría mucho más de lo que parece.

Repetirlo como sea. Con menos stands, menos días, menos recursos y menos artistas. Pero con el mismo espíritu.