20.4.10

Espionaje cabotaje



Ya lo de Ciro James, policía de la Federal y al mismo tiempo de la Metropolitana, era medio raro. Una movida legal de procedimientos judiciales desde Misiones, intrigas, inteligencia-contrainteligencia y todo para investigar al parapsicólogo cuñado de Macri o a un dirigente menor de la AMIA. Esto ya resultaba tan preocupante como absurdo. Estamos de acuerdo, que Macri y el gobierno porteño den las explicaciones del caso pero luce todo demasiado chico, de muy poca monta. En Argentina es común que se espíe a los políticos; lamentablemente es moneda corriente. Pero tanto amateurismo sorprendía.

Ahora encuentran a un supuesto asesor de un diputado del bloque político de Pino Solanas, metiéndose a hurtadillas en la oficina de un funcionario del gobierno nacional. Lo descubrieron escondido debajo de un escritorio, con un maletín con dos linternas, una toalla y una corbata (¿?). De nuevo, vaya uno a saber qué estaba investigando (¿acaso toda información no debería ser pública?) pero todos los detalles mueven más a risa que a indignación. Por más millones de dólares que pueda haber en juego, los detalles hablan de una pobreza…

Cualquier país debe tener un sistema de inteligencia. Para prevenir males mayores, es necesario un mal menor como la intromisión legal y controlada en la intimidad de ciertos individuos. Pero estos casos lucen demasiado precarios. Dan algo de vergüenza ajena.

Los dejo con sus predecesores, Tiburón, Delfín y Mojarrita. Maravillosa escena en el Italpark. Y mejor no averiguar el año de la película; pierde su simpatía…