16.4.10
Va tomando color
Este año promete ser de mucha diversión en el Congreso. Hay varias leyes polémicas que se insertarán en el debate público, empezando por una que ya está en tratamiento: la modificación al Código Civil para permitir el matrimonio civil entre personas del mismo sexo. Pero más atractivo aún será la posibilidad de ir viendo en tiempo real la danza de reposicionamientos, acercamientos y enfrentamientos en función de dos objetivos simultáneos: garantizar (o condicionar) la gobernabilidad y preparar el terreno para las elecciones del 2011. Cada sesión, cada votación, cada quórum, son y serán movimientos minuciosos y, en su amplísima mayoría, calculados en función de los mapas electorales.
Gracias al atractivo de la paridad de fuerzas legislativas, la televisión transmite muchísima actividad del Congreso. Si raspamos apenitas un poco la superficie, podremos aprender mucho de política nacional, provincial y hasta municipal. Cada gesto de un legislador tiene causas y consecuencias políticas. Todo está calculado. Es simplemente sentarse a ver, informarse y especular. Si se logra penetrar esta lógica, la política pasa a ser un juego muy divertido aunque muchas veces, lamentablemente, de consecuencias trágicas.
Está bueno ver política en vivo y en directo. No se están viendo valijas ni Banelcos (más allá de que pueda haber, no parece ser la motivación central en la mayoría de los actores), se está viendo pelea por el poder. Si bien muchos discursos son aburridos, repetitivos y obvios, las votaciones y las expresiones de varios legisladores van exponiendo los mecanismos por los cuales se rige la actividad política, se garantiza la gobernabilidad y se construyen alternativas políticas.
Las internas provinciales salen a la luz, la relación real entre nación y provincias también y con los alineamientos políticos ocurre lo mismo. Toda grieta que se va abriendo en el mundo de la negociación política es valiosa para la ciudadanía. Nos hace más lúcidos en términos cívicos. Entonces podemos ver las internas radicales y el desgaste al que algunos sectores someten a Cobos, las dificultades territoriales de Macri, el juego a tres puntas (mínimo) del Justicialismo, el alejamiento de aliados del kirchnerismo, las insuficiencias de los espacios autodenominados progresistas, la pérdida de poder de Cristina y el oficialismo, entre otras cosas.
La actividad política es principalmente eso que se ve ahí en el Congreso. No es necesariamente algo oscuro realizado por extraterrestres. Es algo demasiado humano, protagonizado en su mayoría por seres con tendencias psicópatas (la actividad casi casi exigiría algo de ello) y donde todos pelean más que nada por el poder. ¿En el Poder ejecutivo pasa lo mismo? Sí, pero no tanto, ahí hay mucha más gente que trabaja día a día en solucionar problemas concretos. De todos modos, la lógica que subyace y las motivaciones son muy parecidas. No está ni bien ni mal. Es. Lo que sí parece malo es desconocerlo, exigir cosas improbables y no calibrar expectativas con la realidad.
Los dejo con el recuerdo de la noche en que el Congreso volvió a tener relevancia en el país. Muy interesante la comunicación no verbal de todos los senadores, las palabras que utiliza y desnuda a Cobos, y su frase casi maradoniana, la famosa del “voto no positivo”.