29.4.10

¿Quién es el poderoso?


Es muy común ver quejarse a honestos defensores del actual gobierno nacional de actores muy poderosos cuya capacidad de daño estaría dificultando gravemente el accionar de gobierno. Suena sensato y logramos empatizar porque cada uno de nosotros, individualmente, se sabe en tremenda inferioridad de condiciones con, por ejemplo, el Grupo Clarín y su diario, sus canales, sus radios, sus cables. Entonces nos puede resultar lógico que también les pase lo mismo a una presidenta, sus simples ministros y unos pocos diputados y senadores leales.

También se escuchan demasiado seguido declaraciones con una de las máximas berretadas de la política: imputar dificultades a los “grupos concentrados”. ¿Hay grupos concentrados? En algunas industrias sí y reaccionan fuertemente frente a políticas públicas que los desfavorecen. Existen sí, pero tienen nombre y su poder no es ilimitado. Es tarea del gobierno nacional, entonces, no sólo desconcentrar a grupos empresariales con posición dominante en algún mercado (principio básico de una economía capitalista), sino también denunciar con nombre concreto para que la ciudadanía sepa y conozca quienes se oponen a las políticas y por qué. Lo berreta no es denunciarlos sino quedarse en el mero plano de aparentes conspiraciones.

Quedarnos en una simple apreciación de que hay actores poderosos cuya intención es ganar dinero aunque eso exija avasallar todo derecho individual y colectivo de cada argentino, empobrece nuestra comprensión de la realidad.

Tampoco hay que perder de vista cuál suele ser el actor más poderoso de todos y, por lo tanto, al que más atento hay que estar: el Estado. Es bueno tener un Estado con poder y capacidad de iniciativa, el problema a veces es quién está a cargo. Muchas veces, sus administradores hacen de todo para también ellos tener una posición dominante. En este caso, el mercado del poder, el mercado electoral. Así que cuando hablemos de poderosos, no nos olvidemos que el Estado también lo es, con un presupuesto fabuloso, fuerzas de inteligencia y de seguridad, miles de empleados, funcionarios y contratados, presencia territorial, medios de comunicación a su disposición, choferes, flota de aviones y helicópteros, y tantísimos etcéteras más.

Para el final, una buena noticia para los que la miramos desde afuera. Entre nosotros podemos protegernos de tantos poderosos principalmente de una manera: informándonos. Así podremos aprovechar ese poder que tenemos no sólo al entrar al cuarto oscuro sino al opinar, consumir y plantar postura día tras día. A los poderosos les gusta que los elijamos. Al comprar, al informarnos, al consumir, al votar. Más que gustarle, digamos que nos necesitan, ¿no?
 
Los dejo con un video muy interesante, para reflexionar sobre poderosos y la importancia de la unión.