2.3.10
Más coletazos del discurso
Algunas cosas que quedaron en el tintero tras el discurso de Cristina ayer en el Congreso.
- Impresionante la comunicación no verbal de Julio Cobos. ¡Qué incómodo que lucía! Se ve que no le gusta el conflicto. Se notaba que no quería estar ahí con una persona que lo detesta sentada a su lado. ¿Este carácter puede ser un limitante en su carrera política? Los labios le temblaban, las manos no paraban de moverse, los ojos buscaban misericordia. Esa debe ser una de las claves de la popularidad de Cobos. Tenemos tantos políticos poderosos y extravagantes que se desviven por parecer tipos normales, mientras este es un tipo normal que se desvive por parecer presidenciable.
- La televisión pública dio otra muestra de políticas audiovisuales dignas de la primera mitad del siglo XX. Mientras legisladores, gobernadores y figuras de la oposición apenas aparecían en la pantalla, los ministros, diputados, senadores, gobernadores y figuras oficialistas aparecían constantemente. Lo absurdo es pensar que eso puede tener consecuencias positivas sobre la opinión pública. Lo grave es suponer que negarles aire es en cierto modo negarles existencia. Es cierto que estamos acostumbrados desde hace décadas a la utilización grosera de medios estatales con fines partidarios, pero no podemos dejar de mencionarlo. Nobleza obliga, el noticiero de Canal 7 que siguió a la transmisión oficial tuvo algunas voces opositoras. Eso sí, ni Cobos, Macri o Reutemann (por mencionar a algunos líderes opositores presentes en el Congreso) fueron entrevistados.
- Cristina sigue radicalizando su gobierno y ya nada parece detenerla, como si estuviese dispuesta a perder con la suya. Es muy bueno tener convicciones; es muy malo ser obstinado. Hablar en el Congreso para anunciar un decreto es como mínimo ofensivo hacia uno de los tres poderes del Estado. Y lo peor es que resquebraja los delgadísimos hilos de confianza que van quedando entre el ejecutivo y ya no sólo legisladores opositores sino también algunos oficialistas. Cuando se pierde la confianza se pierde toda capacidad de diálogo productivo y con un gobierno distanciado de la opinión pública, derrotado recientemente en las urnas y con problemas económicos por delante, eso es muy peligroso.
- Todo un detalle que comunica bastante: el olvido de Cristina del objetivo formal de su presencia allí los días 1 de marzo. Empeñada en no leer discursos solo cuando se lo recordaron dio por comenzadas las sesiones ordinarias del Congreso...
- Para finalizar, separados sólo por minutos, fue demasiado el contraste entre el discurso de Cristina y el de Pepe Mujica en Uruguay. Si bien se trata de dos escenarios distintos, ¡cuántas diferencias entre ambos liderazgos!