27.3.10
Protesto ya
En el primer programa de la nueva temporada de CQC vimos cómo Gonzalo Rodríguez, Gonzalito, desenmascaraba la estafa de un concejal y responsable del reparto de donaciones a los vecinos de Tartagal. Mostraban cómo se había quedado con un aire acondicionado portátil destinado a los damnificados por el alud del año pasado. El procedimiento fue sencillo: GPS en el aire acondicionado, un año después se lo rastrea por satélite y encuentra, funcionando, en la casa del concejal Hugo Torina, quien había sido el responsable político de la distribución de donaciones provenientes de todo el país.
Hasta ahí estaba bien. Era lógico y estaba bueno que un abusador de poder fuese expuesto y tuviese que renunciar.
Vean el informe. Después algunas impresiones para compartir.
¿No les queda cierto sabor ingrato a pesar de haberse realizado cierta forma de justicia? Tal vez haya algunas explicaciones para eso.
Primero, el tono de Gonzalito, quien más que indignado parecía estar regodeándose en el error ajeno y en exponerlo de tal manera. Su ridiculización de un funcionario corrupto lo único que logra es denigrar a un tipo que merece una denuncia y un proceso judicial pero no la ridiculización. Una vez desenmascarada la situación, pasan demasiados minutos del informe con el único objeto de burlarse del infractor en vez de aprovecharlo para investigar otros desvíos o darle voz a ONG u opositores de Tartagal, por ejemplo.
Segundo, durante el informe no sólo muestran el precario hogar del concejal Torina sino también comentan que trabaja como docente en una escuela pública. O sea, no se trata de un dirigente poderoso. Más bien de un dirigente local, con sus propias necesidades y con la debilidad para caer en abusos de poder. En definitiva, un pobre abusando de otros tipos más pobres todavía. Algo reprobable por cierto pero a no confundirse. Su soledad durante la entrevista y la facilidad con que se accede a él dice mucho sobre su pequeñez política.
Tercero, Gonzalito en vez de un cronista parece erigirse un mesías en Tartagal, impartiendo justicia, aleccionando con el tono burlón de un profesor cínico de escuela primaria y, finalmente, llevando la donación a una escuela.
Cuarto, al oír las risas y aplausos del público en el estudio no puede dejar de pensarse en la facilidad y liviandad con la que se juzgan las cosas desde las grandes ciudades. Más que a la indignación y al compromiso, el informe tendía al humor.
Cuarto, ¡todo gira alrededor de un aire acondicionado portátil! Al final, cuando entregan el aire acondicionado para refrescar una habitación de albergue estudiantil causa tristeza ver cómo los beneficiados festejaban un aporte tan minúsculo (y tan indigno de un programa tan exitoso).
Insisto, está muy bien que se investigue, se denuncie y se exponga públicamente todo tipo de abusos, sobre todo por parte de funcionarios públicos, en cualquier nivel de gobierno y circunstancia. Y está muy bueno que los medios de comunicación se involucren y de este modo desalienten las miserias de la dirigencia argentina.
Este post es simplemente para recordar que investigar es bueno, quedarse en la superficie no. Exponer públicamente construye más ciudadanía, ser livianos en el tratamiento no. Y que hacer humor nos hace mejores, burlarnos no.