5.3.10

Por qué se tiene que quedar Cristina


Desde el gobierno, sectores de la oposición y algunos medios se manifiestan respecto a la posibilidad de una salida anticipada del gobierno. En ese escenario, habría algunos ganadores y hasta el kirchnerismo podría verse beneficiado si llegasen a ser percibidos como víctimas ahora y como potenciales salvadores en el futuro.

Pero si se interrumpiese el gobierno de Cristina Kirchner, los grandes perdedores seríamos todos los argentinos.

¿Por qué tiene que quedarse Cristina hasta el 10 de diciembre de 2011?

Por cinco sencillas razones.

Primero, porque los presidentes se eligen para que sean responsables de las políticas del Poder Ejecutivo durante cuatro años. Ni un día más, ni un día menos. Esta norma da previsibilidad tanto a gobierno como oposición y es la principal garantía que un grupo político tiene para enfrentar situaciones de adversidad que requieran soluciones antipáticas. Por eso la interrupción de un gobierno conlleva una inexorable aversión al riesgo a los que le sucedan.

Segundo, porque si existen deficiencias del actual modelo económico y político con consecuencias negativas para la sociedad, debe ser el actual gobierno quien asuma las responsabilidades de solucionarlas y quien reciba el costo de ellas.

Tercero, porque todo lo que construyamos a partir de esta situación inédita en nuestro país (oficialismo justicialista con minoría en ambas cámaras del Congreso, una Corte Suprema independiente, casi dos años de gestión por delante) será parte de nuestro capital de cultura política. El modo en que resolvamos esta situación de legitimidades compartidas, moldeará a futuro la forma en que se hace política en Argentina. Aprenderemos tanto de los aciertos como de los errores.

Cuarto, porque la voluntad mayoritaria es la base fundamental de nuestro sistema político y se expresa en las urnas cada dos años. En todo caso, más que pugnar porque un determinado presidente se vaya, deberíamos debatir sobre cómo reducir el impacto negativo de gobiernos que pierden apoyo social.

Y quinto y principal, porque para que un sistema político funcione, es clave que todos los actores relevantes, desde el oficialismo hasta la oposición, respeten las reglas de juego. Y si llegado el caso, el Poder Ejecutivo no lo hace, el sistema es lo suficientemente inteligente para tener otros dos Poderes independientes que puedan encauzarlo y acotar prácticas anómalas.

Así que a dejar de operar, de preocuparse y de maquinar. Es hora de preocuparse por otros problemas, más reales y angustiantes para el ciudadano de a pie.