21.2.10

Análisis de la declaración de Tiger Woods


En el mundo de la comunicación, el affaire Tiger Woods fue seguido de cerca, por su trascendencia, sus consecuencias económicas, la comunicación errática de Tiger y la sucesión de malas noticias día tras día. Cada paso que daba Tiger, más reputación perdía.

Finalmente, lo que todos aconsejaban se realizó. Un pedido de disculpas públicas de Tiger a la mujer, a los hijos, la familia, los admiradores, el equipo de trabajo y los sponsors.

Su exposición tuvo elementos positivos y negativos.

Entre los elementos positivos, se destacan los siguientes. Ante todo, salir a hablar y comunicar la versión propia. El tono fue el adecuado y las palabras precisas. Tiger lució adulto, asumiéndose como único responsable de la situación, protegiendo a su mujer y su familia, aceptando las consecuencias, preservando la esfera íntima y comprometiéndose a cambiar. También una de las principales complicaciones, la gran demora en hablar en público, apareció como una consecuencia natural del lógico tiempo que lleva tomar consciencia. Finalmente, la presencia en la sala de algunos de sus seres queridos y defraudados fue también un acierto.

Por su parte, hubo algunas deficiencias que conspiraron contra la efectividad del mensaje. Fue una declaración muy larga y por momentos reiterativa, que obligó a Tiger a leer demasiado. Seguramente menos palabras y más práctica hubiesen ayudado a una mejor exposición; cuando se lee, se pierde espontaneidad y, por lo tanto, credibilidad. Otro problema fue el escenario. Si bien se trata de un tema delicado parecía todo un poco exagerado, como si fuese un velorio. Tal vez un fondo con naturaleza, una luz más cálida y sin una tarima le hubiese dado más aspecto humano a la declaración. Finalmente, el formato de declaración no parece el más acertado. Una charla informal, seria pero más espontanea, sentado frente a una periodista mujer, en formato preguntas y respuestas hubiese resultado más natural, hubiese evitado la lectura y lo hubiese ayudado a demostrar que quería dar respuestas a la opinión pública.

Como bien dice Daniel Valli, experto en crisis, Tiger es una marca y como tal su escándalo merece un tratamiento profesional. Silenciar frente a la crisis por tratarse de un asunto de la intimidad no era posible en este caso.

O sí era posible si Tiger renunciaba a continuar ser una marca y accedía a alejarse del mundo de los negocios. Pero nadie mejor que Tiger para evaluarlo: solucionar los problemas en la intimidad, despreocupándose de su imagen pública, y buscando simplemente ser un buen deportista o aceptar las reglas del negocio de ser un ejemplo deportivo y humano, y aceptar sus errores en público.

El video no lo conseguí con subtitulado. Aunque no entiendan inglés, con sólo verlo un poco podrán notar varias cosas de lo comentado.