1.2.10

Cobos y sus dos públicos


Mañana martes tendremos un nuevo momento de apariencia absurda en nuestra política.
La comisión bicameral del Congreso (conformado por un kirchnerista, uno de la Coalición Cívica y por el vicepresidente Cobos) deberá “aconsejar” a la presidenta sobre la remoción o no de Martín Redrado del Banco Central.

Hay dos detalles que hacen lucir este trámite absurdo. Primero, Redrado renunció el viernes pasado. Segundo, el gobierno exige el “consejo” de la comisión a pesar de haber echado a Redrado por decreto hace casi un mes.

¿Cómo se explica?

En la intención del gobierno de dejar a Cobos una posición incómoda. Si Cobos apoya con su voto a Redrado, quedará como destructor de iniciativas y potestades de la presidenta, consolidando el perfil de traidor y obstruccionista que le quieren imponer desde el gobierno. Si, en cambio, apoya con su voto al gobierno, será visto como débil frente al gobierno e incapaz de construir una mayoría opositora.

El radicalismo, con mucha cintura, le tiró un salvavidas hablando de la inutilidad de juzgar algo ya juzgado. Cobos no hizo caso y se comprometió con un dictamen.

¿Qué hará?

En principio, Cobos deberá pensar para qué público votará. Si para el mundo de la dirigencia política o para los millones de electores.

Si vota a favor de Redrado, el microclima de la política lo vería como un jugador fuerte, dispuesto a todo para enfrentar a los Kirchner. El problema es que los electores, podrían verlo como un oportunista político y obstructor de soluciones.

Si vota a favor del gobierno, la política lo vería como un jugador débil, sin coraje para plantarse. Y tal vez los electores lo percibirían como alguien comprometido con aportar desde su lugar.

Mi consejo (antes del viernes): agarrá el salvavidas de los radicales.

Mi consejo hoy: que vote a favor de Redrado (pero en voz baja).

Todo el affaire del Banco Central, por más tapas de diarios, segundos de televisión, post en blogs y conversaciones de microcentro que haya nutrido, no le mueve el amperímetro a nadie que esté fuera del mundo de la política.

El elector de a pie no está pendiente de esta resolución por ignorancia, vacaciones o intuición. Sí lo estaba con el conflicto del campo. No con este en el Central.

Entonces el objeto de su respuesta pasa a ser el mundo de la política. Hay cientos de dirigentes por seducir, convencer o presionar por quien quiera construir una nueva mayoría en el 2011.

Cobos está en una buena posición estratégica. Eso lo obliga a ser inteligente para saber qué batallas dar y en qué ámbitos. La del Banco Central parece una buena, pero deberá hacerlo con el mínimo volumen y con más gestualidad política que pública.

Tiene que construir pero con cuidado. Su mayor activo es su cantidad y calidad de imagen en la opinión pública. Esa es la única clave de su posible éxito en el 2011.