25.2.10

Un último bis


Carlos Menem sigue siendo uno de los políticos con peor imagen. Pero cada vez menos. Un poco por la comparación que ciertos sectores sociales hacen entre aquellos años y los actuales, y bastante por el paso del tiempo, que en este caso no endulza el recuerdo pero sí lo enfría.

Ayer en el senado Menem volvió a demostrar por qué fue uno de los políticos más hábiles en la historia reciente argentina, cuyo ocaso se debió más a su incapacidad de retirarse a tiempo a un segundo plano que a causas políticas (situación recurrente en varios ex presidentes, que parecen no aceptar el paso del tiempo y el surgimiento de nuevos escenarios y necesidades sociales que exigen también nuevos liderazgos).

Como sea, Menem nuevamente está en el centro de la escena y puede utilizar este momento para reconstruir parte de su dañada imagen.

¿Cómo? Manteniendo silencio hasta la próxima sesión. Un silencio tan profundo y ambiguo que obligue a la atención pública, a que los focos y las cámaras se posen sobre él; mientras más expectativa haya sobre su discurso mejor. Meditar un discurso memorable, como un mensaje a la posteridad, y dar su voto.

La política le regaló a un ex presidente aborrecido por gran parte de la sociedad una excelente oportunidad para reivindicarse frente a algunos segmentos y modelar así algo de su imagen futura.