28.2.10
Un buen ejemplo desde Colombia
En Colombia, la Justicia acaba de rechazar la posibilidad de nueva reelección del presidente Alvaro Uribe.
Esta decisión nos sirve para poner de relieve tres elementos importantes en la política.
Primero, el deseo incontenible de mantener el poder no es patrimonio de una ideología. Liberales, conservadores, populistas, desarrollistas, todos comparten el mismo vicio: conservar el poder sin respetar reglas de juego básicas. En algunos casos por el poder mismo y en otros por sentirse los únicos capaces mantener un rumbo exitoso. Alvaro Uribe es el presidente más popular de los últimos tiempos en Colombia y basado en ello quiso forzar la ley para presentarse nuevamente como candidato. Sus políticas lo diferencian a otros líderes de la región, pero su sed de poder no.
Segundo, en el largo plazo la flexibilidad con las reelecciones implican muchos más costos que beneficios para una sociedad. Una gestión exitosa en términos de políticas públicas que beneficien al desarrollo de una sociedad, debería estar basada en procesos y objetivos comunes, no en personas, tan temporales como volubles.
Tercero, a diferencia de lo que sucede en otros países de la región, la decisión de la Corte Constitucionalista de Colombia habla bien de su sistema político. Queda claro que la división de poderes en Colombia tiene cierta dimensión real. Y esta división genera muchos beneficios para una sociedad, destacándose la defensa de derechos individuales y de las minorías, la seguridad jurídica para inversiones de largo plazo y el control al poder político.
Tal vez el “corresponsal” en Colombia quiera agregar, corregir o plantear otra cosa.