23.2.10
Exprópiese. Más allá de las palabras
Claro que resulta gracioso este video, al menos para los que no vivimos en Venezuela. Más allá de la existencia o no de fundamentos para la expropiación de esos inmuebles, llama la atención no sólo el ámbito de la definición sino también la presencia de cámaras oficiales.
¿Qué se quiere comunicar?
Una posibilidad es mostrar un presidente preocupado por el patrimonio histórico y arquitectónico de la ciudad. Expropiar uno de los hogares de Simón Bolívar va en ese sentido. Se trata ni más ni menos que el denominado padre de la patria. Otra posibilidad, complementaria con la anterior, es mostrar a un líder revolucionario al que no le tiembla el pulso para limitar a la iniciativa privada con la herramienta más extrema: la expropiación.
Sin embargo, cuando vemos por segunda vez el video se descubre un gesto que nos permite pensar un nuevo sentido.
En cuanto decide la primera expropiación, comienzan los aplausos y Chavez sonríe levemente. Su comunicación no verbal nos permite descubrir lo obvio: le gusta el poder, lo disfruta. Y toda esa puesta en escena, en nada diferente a sus discursos pintorescos y extremistas, nos revela eso, su capacidad de poder. “Puedo hacer lo que quiera”, parece comunicar a sus simpatizantes y opositores.
Pero no nos desgarremos las vestiduras criticando a Hugo Chávez. No es más que otro clásico político de la raza humana, que disfruta el poder y hace lo posible por acrecentarlo. En cambio, sí critiquemos y mejoremos las instituciones que rodean a los dirigentes políticos. Si ellas fallan, ahí sí estamos en problemas serios.